Pongamos a su disposición la herramienta adecuada: una manta que sea rica en estímulos, coloreada con títeres y sonajeros, posiblemente con efectos de luz y sonido y que acompañe sus primeros juegos con simples melodías.
El bebé puede jugar en posición supina (panza arriba) con los juguetes colgantes que se pueden mover para cambiar de escenarios. O, boca abajo, puede intentar encontrar pequeños animales y figuras que se esconden para ser buscados, tocados y exprimidos para producir un sonido. Su progreso lo animará a probar nuevas y nuevas experiencias en su manta, un pequeño mundo de colores en el que, impulsado por la curiosidad y con el apoyo de sus nuevas habilidades, el bebé será capaz de perfeccionar sus habilidades sensoriales, cognitivas y motoras.